Vicente Cornelles
Entramos en una rutina absorbente. La ciudad es jolgorio y fiesta. Una forma muy sutil de abducir a los vecinos, de invitarlos a que no piensen, a opacar cualquier atisbo de discrepancia. Todo es bonito según lo que propone el modelo del equipo municipal de gobierno PP-Vox. Una ciudad en la que no hay ratas, ni cucarachas. Una urbe limpia, limpia, donde no existe la suciedad. Los castellonenses, con esa gran oferta festiva que tienen, se han dado cuenta de que viven en una ciudad maravillosa en la que no hay carencias y el mundo está feliz. ¡Qué suerte tienen los castellonenses!
Habría que dar la enhorabuena a los responsables públicos por su extraordinaria gestión municipal. Nunca hasta ahora Castellón ha tenido la suerte de contar con unos gobernantes que han alcanzado la excelencia en su trabajo. Que buenos son los concejales del consistorio. Vienen de otros mundos para ver y analizar el caso de Castellón. Todo son parabienes para un sistema de gobierno municipal que ha impactado a las sociedades pensantes. Yo creo que podemos estar tranquilos para los próximos años ante el estado de feliz ataraxia que vive la ciudad de Castellón.