Vicente Cornelles
Muchos me preguntáis el porqué del aforismo ciudad turquesa y naranja que utilizo para referirme a Castellón. Siempre doy la misma explicación. Ciudad turquesa y naranja era el titular de un reportaje que hablaba de Castellón en El País. Me pareció tan hermoso y sutil que le pedí permiso a la autora del reportaje para utilizarlo en mis escritos. Me dio la autorización y desde entonces describo a Castellón como Ciudad turquesa y naranja. Turquesa como el color del cielo que según dicen solo está en Castellón, y naranja como el fruto
dorado que nace en nuestra tierra.
Si Cádiz es la tácita de plata y San Sebastián, la Bella Easo. Castellón puede ser perfectamente la Ciudad turquesa y naranja en una apuesta por poner en valor a la capital de la provincia. Una urbe que necesita mimos y cuidados especiales que opaquen la pobreza mental y espiritual que está sufriendo desde hace años. Nuestra Ciudad turquesa y naranja. La utilización de estos adjetivos para referirse a Castellón es una cuestión de justicia poética.
Yo invito a los castellonenses a que empleen estos dos adjetivos cuando hablen o escriban sobre Castellón. Les animo a compartir estos bellos vocablos y juntos hagamos una ciudad mejor, por lo menos en sus acepciones. Es una forma de amar a Castellón, de pensar en positivo y dar personalidad propia a la urbe en la que vivimos y que ha sido maltratada durante tanto tiempo. Es hora de que los castellonenses identifiquen su ciudad como ciudad turquesa y naranja. Por todos.